En la apuesta ambiental del dúo noruego se dan cita dos realidades y este maravilloso álbum sirve como contrapunto del disco “Junior”. El LP lo abre una bonita introducción que sirve de presentación de la calma en estado puro. Un corte de 1:52 minutos que nos habla de como será lo que viene.
Si bien este hilo musical se ve borrado por “Tricky Two”, una reminiscencia al tema “Tricky” de la banda noruega. Pero esta vez sin la maravillosa voz y acento sueco de Karin Elisabeth Dreijer Andersson. Aquí podemos observar como sin Junior no existiría Senior, es un corte contrapuesto, contrario que utiliza la misma linea de acompañamiento: Luz y oscuridad son caras de la misma moneda en dos álbumes que conforman una misma esencia.
En algunos momentos los tonos oscuros de “Senior” se ven matizados e incluso sustituidos por tonos azules que recuerdan a Mike Oldfield o a Air. Esto sucede en “The alcoholic”. Un tema que empieza con una melodía serena casi antagonista de “Happy Up Here” del disco Junior. La melodía se va apoderando del protagonismo de la canción, para al final pasar a ser un bajo continuo que acompaña a la tonada calmada de una guitarra a lo Mike Oldfield y que acaba con un efecto lluvía.
En “Senior Living” comienzan con una melodía sinfónica filtrada por el ruido de una radio antigua, para dejar paso a un solo de guitarra profundo y sencillo, la percusión no se deja oir, tan solo un bombo al que el bajo lleva de la mano. La melodía posteriormente se oscurece y entra en un paréntesis, se abre una vista panorámica que recorre todo un escenario meláncolico y tranquilo, para disponer posteriormente unos coros que claman y destellan esa oscuridad tranquila, casi feliz que domina en el disco de los noruegos. Quizás se trate de una canción más larga de lo que debería ser. Pero a un disco tan redondo se le perdona el entretenimiento más banal.
Posteriormente aparece “The Drug”, primer single elegido por la banda. Abre un efecto cortante el telón y aparecen sintetizadores con leves ecos, el sonido sigue una lógica de pregunta-respuesta para caer en ocasiones en la repetición reiterativa de una idea simple. La percusión y los sonidos contrapuestos y disonantes están bien conseguidos. No se puede saber con certeza de que droga nos hablan en esta canción, si de la de droga en su acepción global o de una droga en particular, el título es: “The Drug”, y el término “Drug” va precedido por un artículo que apunta hacia algo concreto, en cambio el título no es “Drugs”, por tanto es un tanto difícil de averiguar si hay una concreción o no de la idea droga. De lo que podemos estar seguros es que no es una sustancia psicoactiva que altere en exceso el sistema nervioso central. Sería más plausible que se tratase de la experiencia con una droga que cree la sensación de armonía universal. Los ecos y las ondas vienen y van por el camino de un viaje que sigue su curso tranquilo por oleadas. Se abren paréntesis. Pero la continuidad de la experiencia se ve representada por esa melodía que desde el principio nos acompaña. El video de este tema es maravilloso, aunque hace más corta la canción:
En “Forsaken Cowboy” parecemos cabalgar por llanuras poco calurosas, la percusión y los sonidos de guitarra son un trote o un galope un tanto relajado. Posteriormente aparecen melodías de teclado hammond con poca distorsión que parecen iniciar motivos jazzísticos. Los coros dejan entrever también la calma con la que el vaquero abandona un momento o un lugar y se cierne sobre él la grandeza de la monotonía del tránsito hacia lo distinto. Este tema tiene cierto parecido a “You don't have a Clue” del anterior álbum.
El corte “The Fear” es una sonata al miedo, que empieza desde el principio con disonancias que que se resuelven sublimes en la oscuridad. El poder del tema principal se ve contestado con un motivo progresivo que va aumentando de volumen y que va subiendo tonos. Como ocurre en todo el disco, aparecen paréntesis dominados solo por el ritmo que sugieren un momento de tránsito en el que se suele rescatar el motivo principal o se suele avanzar hacía algo distinto. En este caso se avanza y se retrocede para llegar al punto culminante: Uno de los pocos “subidones” en los que se da fuerza a los agudos y a los delays. El miedo se transforma en una fuerza autodestructiva que satura la vida, la sobreabundancia de miedo es la que nos paraliza y hace depender. La canción termina rompiéndose en uno de los mejores finales del disco, se destruye lo que había sido un fantástico viaje recorriendo un primitivo instinto humano cuando todavía se oyen los sonidos del miedo.
El principio de “Coming Home” se parece excesivamente a “New Star in the Sky” de Air. El subconsciente de alguno de los dos noruegos parece haber rescatado ese motivo eólico tan maravilloso. Lo Air-onaútico se deshace en un encadenamiento de un mismo tema. Aquí la simpleza instrumental del Ambient se impone para dar a ese motivo un aire más cercano y menos sublime. Más simple pero no por ello menos conseguido.
A “Long long way” se abre con sonidos intrigantes, que dejan paso a susurros chill Out, que parecen llegados de “Café del mar”, una bonita música para relajarse en la costa de Formentera. La influencia de Brian Eno se hace patente, quizás el corte más ambient rescata del maestro creador del género esa facilidad para crear paisajes sonoros fácilmente rellenables por la imaginación. Aquí el oyente, el observador del arte, pasa a tener su protagonismo y es inevitable que la calidad del proceso artístico: como el proceso artístico se emula a sí mismo para tocar al espectador y hacerle partícipe de la experiencia artística no dependa también de la reprocidad entre espectador y artista. El espectador es a la vez espectante, y por tanto tiene expectativas. El sonido del Ambient es una expectativa constante, es un camino con multitud de variantes. Es una vía que iniciamos pero que no sabemos hacia donde nos lleva. Sabemos como empieza pero no como acaba. Las pretensiones de Royksopp se ven gratamente cumplidas con este disco ambiental tan conseguido. Han logrado cristalizar la idea primigenia de Brian Eno con motivos pegadizos y envolventes. Royksopp nos han enseñado a parar en el camino, a abrir paréntesis cuando se aceleran los tiempos, nos han mostrado el lado oscuro de la moneda que lanzaron al aire en el 2009 con su álbum “Junior”.
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